La identidad de los vinos de Carmelo Rodero surge de la exitosa conjunción de dos elementos fundamentales: las inigualables características de sus viñedos y la aplicación de las técnicas de elaboración más vanguardistas. Este proceso está impulsado por la dedicación del productor y su familia, quienes combinan métodos tradicionales con la tecnología más avanzada.
Su exclusivo sistema de vinificación, patentado y basado en la gravedad, prescinde de bombas, lo que permite tratar las uvas con el máximo cuidado, realzando sus cualidades naturales.
Predomina la intensidad y la expresividad de los aromas primarios del Tempranillo. Vino estructurado, equilibrado y placentero, que incita al segundo trago.
Intenso, limpio y franco, con aromas primarios persistentes a fruta roja. En boca, redonda, equilibrada y carnosa y fresca.
Armoniosa combinación de fruta Tempranillo con notas de roble. Vino, largo y persistente, rico con un cuerpo medio y taninos dulces.
Intensa y agradable gama de aromas. Se entremezclan notas de frutas negras en sazón, con recuerdos tostados de cueros y cafés. Vino carnoso, aterciopelado, estructurado, fresco y con gran equilibrio.
Posee un mayor potencial de fruta muy madura, pero fresca. Resulta muy goloso, con la densidad adecuada, equilibrado, envolvente, ofrece un postgusto persistente.
Gran personalidad y extraordinaria riqueza de matices, destacando los aromas propios de los grandes vinos elaborados lentamente por una crianza respetuosa.
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